lunes, 13 de octubre de 2014

El "Buenas noches" antes de morir.

Mis lágrimas no bastaron para hidratarte y darte vida, y yo no pude hacer más que seguir zollozando.

Pusiste una mano en mi cintura y yo una en tu hombro, pero en vez de danzar nos empujábamos, y en vez de mirarnos a los ojos buscábamos nuestros puntos débiles.

Ese susurro en mi oreja fue suficiente para que me abraces de la cintura, para que enlacemos nuestros dedos, ¡incluso para no tener vergüenza de despeinar tu cabello! Te hubiera dado más besos, pero las palabras sobraron. Y entonces los gritos fueron más intensos que las sonrisas, pero los abrazos lo eran más.

Hasta que quise escribirte una poesía, pero mi sangre no bastó y sólo llené unas cuantas líneas de puros dibujos triangulares con un bolígrafo azul.

Oh, protégeme un poco más esta vez. Vete, si quieres, pero antes ata mis manos para que yo no pueda destruirme. Haz esto por mí.

Quise escribirte algo durante días, todo un libro de despedida. Pero también quise hacerlo sin que mis ojos chorreen, siempre propensa a fallar.

Ven y bésame una vez más, deposita ese veneno en mi cuello y luego déjame morir sola. Es que yo quería que mis lágrimas sean suficientes para mantenerte con vida, pero no lo fueron, aunque tampoco quise dejar que salgas de entre mis brazos y vayas a buscar otra fuente.

Empecé a pensar en esto cinco minutos después de voltear, a escribirlo media hora después, y a terminarlo nunca. Pero ya terminó, después de todo, no importa lo que escriba.

Hubieses usado algo filoso para cortarte las alas, no desplumarlas una a una. Hubieses llorado en vez de sangrar, hubiéramos madurado antes de amar.

Pero no amamos, ¿o si amamos? ¿qué amamos de todo esto?

No me dejes hacer esto, no me dejes dudar. ¿Desde cuándo comenzaste a permitirlo? ¿Desde cuándo comencé a destruirte? ¿Fue aquella vez que saliste del salón de clase al mismo tiempo que yo, y pusiste un brazo alrededor de mis hombros? Afilé los colmillos porque percibí un corazón bombeando sangre, sangre que podía disfrutar y luego dejarte vacío sin más.

Pero te amé, sí, te amé. Te amé tan intensamente que también te dí el poder de destruirme, te amé tan inmensamente que te pedí un rato más.

Guarda esto en un baúl, ponte el sinsajo en el traje y ve a luchar contra tus demonios. La soledad es un efecto colateral de estar muriendo, pero al final, todo acaba en el olvido.

Estoy mintiendo, estas líneas son un asco. No te olvido, te anhelo. No te amé, te amo; pero ya no quiero formar parte de un mundo de mártires, no fue suficiente el corazón para hacer valer el sacrificio. Te extraño, extraño tu voz en mi oído desequilibrando mis restricciones. Pero no vuelvas, no te hieras más.

Espera a que tus alas crezcan de nuevo, y luego intenta volar, espero que me dejes estar ahí sosteniendo tu mano.