lunes, 18 de mayo de 2015

Y no te preocupes, te querré.

Mi cerebro se ha cansado de imaginar que me quieres. Y ahora, cada vez que te imagino, sólo puedo verte con los ojos tristes del que no quiere sentir lástima, pero la siente.

Y no te imaginas las veces que me odié por haber sentido lástima por mí. Por la rabia de saber que nunca, nunca merecería que recuestes tu cabeza en mi hombro. Saber que nunca cerraste los ojos al pensar en mí.

Y estoy cansada de verte de lejos, porque solía tenerte cerca. Detrás de un cristal que nos separaba, y que yo puse ahí, pero cerca. Y ahora, lo que veo de ti es a otra persona. Y lo que veo en mí es a alguien que contradice a la chica que te quería.

Y te quería, sabes eso. Puedes decir mil veces que lo que hice por ti fue bueno, que te ayudé, que soy una buena persona. Pero debes saber que eres el único con el que no fui una perra egoísta. Y cómo quiero que lo sepas, y cómo me asusta que lo hagas.

Porque te amé y te dejé ir, para que vuelvas con tristeza, para escuchar el nombre de ella en tus labios de nostalgia. Para sonreírte y hacerte sonreír, mientras en mi interior se creaba un vacío con la forma de tu nombre.

Mi querido, no te preocupes si me ves llorar. Tú más que nadie sabes que no me lo voy a perdonar. Así que vete, y sé esa nueva persona. En mi vida no hay espacio para dos Tú, y prefiero quedarme con el anterior.

He soñado que tomabas mi mano, que te volteabas a verme, y que me querías. En mi sueño, me besabas con esa dulzura inmensa que tienes, y que mi imaginación limita. Pero entonces, en la realidad, ya no sabes si saludarme.

Eras mi amigo, lo eras, ¿verdad? Dijiste que yo era la mejor persona que conocías. Debiste dejar de conocerme en ese momento.

Te digo todo esto porque no puedo escribir una historia de amor sobre nosotros sin imaginar que te decepciono, o que te das cuenta que no me quieres, y te vas.

Hablamos de la muerte, ¿recuerdas? Hablamos de miedos, de promesas. Hablamos del infierno.
Y quiero decirte que el infierno lo viví ese día que dijiste "No soy así" (pero solías serlo). También quiero decirte que cuando cruce las puertas de entrada al infierno, ese día, también te querré. Y arderé entre culpas y pecados, y la culpa más grande será haber sido egoísta también contigo. Pero te querré, en el infierno como en la tierra.

Tú estarás ahí, como el ángel que eres, en un paraíso sin mí. Yo estaré sonriendo, porque serás feliz, y eso es lo que yo quería. Y que me lleven a prisión por ser tan cursi, por llorarte tanto, o por quererte más que a mí misma.

Y promete que si te decepcionas, me darás un último abrazo sin sentir lástima, y no volverás a buscarme si no me extrañas.

Espera, ya has hecho todo eso.