El viento revolvió tu cabello mientras buscabas en el horizonte una repuesta favorable. Movías tus pies en el agua, mientras yo me ahogaba en un vaso de inseguridades. ¿Y para qué necesitas un mar? Si te basta con un vaso.
Ni siquiera interpretas lo que escribo mientras sangro en el papel mis miedos y peticiones, no entiendes lo que digo porque no piensas en eso, sólo soy una cara bonita. Un escape del problema, la que puede distraerte.
Sólo soy otra cara bonita de sonrisa que debe ser protegida e inmortalizada, ¿y quién protege mis lágrimas? Las dejan marcharse, salir de mis ojos e irse lejos de ellos. Todos están ocupados en buscar una sonrisa para salvaguardar, ¿y quién guarda mis lágrimas en un tarro, quien las aprecia? No pueden apreciar mis lágrimas, porque al final del día entrego mis labios y sonrío. Porque al final del día soy un par de besos y un rostro bonito.
"Eres hermosa", repiten. Como si fuera que así me levantan el ánimo o aumentan mi autoestima, siendo que lo único que hacen es alimentar mis complejos. Quiero que a través de mis ojos alguien vea que soy más que unos ojos seductores y unas mejillas para besar en la despedida.
Quiero que aprecien mi inteligencia, o mi imaginación, o que pregunten la razón de las ojeras. Sin embargo, solo se fijan si sonrío ante las cosas que me susurran al oído. Pero, ¿quién está atento a mis lágrimas de madrugada? ¿quién responde mis preguntas y me ofrece algo mejor que un par de hombres hormonales y reprimidos?
Soy solo una cintura para abrazar de vez en cuando. Y no me quiero negar, porque la falsedad de esas muestras de afecto, no cambia el hecho de que sean las únicas.
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